viernes, 27 de febrero de 2009

Ya fue

Es verdad, como me dijo Nati, que la sensación de último día de trabajo antes de las vacaciones es muy lo más. Lo que sí, se me mezcla un poco con la de tener que dejar todo perfecto mientras no estoy y con la de que la perfección se vuelve bastante relativa cuando pienso en la arena, en el libro nuevo , y sobre todo en esa suerte de nadita entre pompones en la que voy a descansar mi cabeza que me lleva a decir -todavía no en voz alta, pero casi-: masssiii.... vos, el sistema opeartivo, los sueldos, los cuadritos, los japoneses, las contraseñas, los cheques, los alemanes, la oficina, el cronograma 09, la bolsa y los biblioratos nuevos, ¡me chupan bien un huevo!

martes, 24 de febrero de 2009

De otro palo, otra astilla

Me imagino con la mochila prestada a la salida del aeropuerto de La Habana y pienso: menos mal, Malena, menos mal que al otro día de culohervidear con esa idea trotamundi de hacerte la hippie en una casa de familia comunista, después de pelearte con una nami de agencia estudiantil vía email, después de pensar que finalmente no te tomarías vacaciones porque te viene bárbaro ese clicheé de mujer sufridita, decidiste que lo mejor era un plan más de masajes y cremas de barro o algo así, bien de ese estilo, algún plan de gente rica con vista privilegiada, de desayuno con juguito de naranja, de chocolate con logo de hotel internacional descansando en el doblés de la sábana como cuando hace quince años tu mamá se había puesto tan maníaca que te había llevado con tu hermana a recorrer el mundo: Itaparica, Disney, México, el glaciar Perito Moreno, otra vez Itaparica, y así. Menos mal. Porque ahora que mi madre hace rato superó su trauma post divorce y mi terapeuta ya volvió de sus vacaciones, nos tomamos literalmente el buque reinventado hacia aquellos tiempos dorados: una semanita juntas a la costa charrúa. Pero ya le advertí que vamos a tener que encontrar ese barcito cutre que nos cobre barata la birra, que yo me hago mucho pero no soy. O soy, pero no tanto.

Mamá
Tenés que buscarte a uno con plata que esté alojado en el hotel.

Male
Y que sea lindo. ¿O que sea simpático mejor?

Mamá
No, que sea simpático. Lo lindo si tiene plata viene después, eso no es problema.

Premio consuelo

Ser una actriz "de otro palo" significa que al menos soy de alguno, no?

Por un poco más de self proud

* Por haber ido a una audición y haber pasado la etapa de preselección de Baile (increible 1).

* Por haber pasado la de Canto, también, después de cantar "de un modo rockero, a ver?" Capullito de Alelí (increíble 2).

*Por haber esperado hasta las 10 pm para la de actuación y porque los últimos (es que fui la última, posta) sean los primeros.

* Por salir ilesa de tanta ciclotimia junta en una semana.

* Y, ya que estoy, por otro tema: por la altura que tal vez me dieron mis tacos e hizo contenerme de las zarta de insultos merecidos que hubiera tipeado recién pero que sin embargo di por comprendidos con lo de "chabon, no quiero ponerme agresiva", o tal vez con lo de "Dejame en juana el libro de Murakami, por favor."

jueves, 19 de febrero de 2009

Nah, nada, me entró una basurita.

Aunque me haga la que lo esquivo con gracia, la realidad es que no puedo evitar caer en ese pozo infinito de saudade que me acerca en primerísimo plano a todo de lo que en algún momento -¿en qué momento fue?- decidí alejarme.
Miento. A todo no.
Sólo se trata de él.

lunes, 16 de febrero de 2009

Hay cosas que Ludovica no predijo

Los miré de lleno mientras mi hermana hablaba por celular. Se los señalé con el dedo como diciendo: son ellos, no puedo esperarte, Paloma, voy a tener que entrar.

La chica me abrió muy despacio. No sé qué les pasa ¿no pueden abrir la puerta normalmente? ¿qué necesidad de combinar todos sus movimientos con esa pollera pantalón rarísima que tienen puesta? En fin, Palermo, porque te quiero te aporreo. Hola, quería saber el precio de estos? Estos, pensé, que son una versión con taco y por ende mejorada de esos que veo ñata contra vidrio y como esas cosas que nunca nunca se alcanzan desde hace como seis meses. Estos, estos, que ya sé que salen una fortuna pero que me voy a probar igual, sólo para ver cómo me calzan, sólo para sacarme el gusto, estos, estos, son estos los que quiero, pensé.

Paloma ya estaba adentro cuando la vendedora lentejoide dijo:
igual...
pagando..........
....en....
....efectivo...
tenés ..un...........
cincuenta.....
.....porciento...
de...........descuento..".

STOP

¡¿EH?! ¿Me estás jodiendo? Pegué un grito y le pedí unos en mi talle. ¿Era esto real? Soy muy feliz, soy muy feliz, le decía a la vendedora, a quien ya le tenía bastante aprecio. Y también a otras clientas que miraban los mismos pares pero que al nacer con un pie de tamaño normal no tuvieron mi suerte, pobres talle 37. También quise un poco más a mi hermana, obvio. Unos quince minutos antes le había regalado un vestido, así que ella también estaba bastante feliz: te quedan divinos, Male. Los azules más que los marrones, toda la vida. Y todo el mes de febrero, como mínimo, un poco de alegría. Pagué y me los llevé en esa cajita fucsia y afelpada que te dan. Divine. Tan contenta quedé que seguí comprándome cosas en distintos bolichitos palermícolas como si fuese rica. Cualquiera.

Asumo que fue esa misma noche, sobre un piso lleno de piedritas donde bailé un poco ebria pero sin parar todos los temas de Gilda, que el cuero de los tacos se destrozó un poquito. Digo que lo asumo porque fue algo que noté recién promediando la mañana siguiente (las mañanas de los domingos terminan a las 16hs).


Asumo mi historia, también. Sí, me hago cargo. Algo pasa con los calzados. Hay algo ahí. Pero no, de ninguna manera y bajo ningún punto de vista, olvídenlo: no pienso entrar en pánico. Voy a hablar muy amablemente con la chica que se maneja lento por la vida, que ella no tiene nada que ver. Que me ayude. Es una cuestión de mínima conciencia sobre el prójimo, de piedad. Ella supo lo feliz que me hizo en un momento y bien sabe que podría darme una alegría mayor. Lo que quizás no sabe es que yo le regalaría algo lindo, o un chocolate, al menos. Posta, vendedora!
Bueno, y sino... está todo bien. No hay ningún problema. Mi mamá ya me recomendó un zapatero que parece que es bueno, un zapatero que seguramente tenga ese cuero azul que no ví en ningún otro lado. Sí, de alguna manera se va a arreglar todo...digo, los zapatos. Todo bien, todo bien. Y si no que queden así, no? O sea, lo peooooorr que puede pasar es que queden así. Y así no es taaaaaaan grave. Además es un par de zapatos, no? O dos, tal vez. Qué tanto?

Ay, me gusta cuando me miento tanto que hasta me actúo que me lo creo.





No puede evitarlo

mamá mientras mira un boca- river:


Noooo!! Ufff!! ¿ves? eso le pasa por narcisista...

miércoles, 11 de febrero de 2009

Y soy optimista

Hoy que ya no cae lluvia sobre mi cabeza mientras me siento frente la computadora, puedo asegurarlo:

si no me llego a ir de vacaciones (y esto de pronto se volvió una opción) simplemente voy estallar o explotar, por ejemplo, o algo así, algo bien trágico.

Posta.

domingo, 8 de febrero de 2009

Es hipernarcisismo o un Edipo irresoluble

Como que no da que las cosas se pongan hot con un man que no, no tiene mi misma sangre pero sí un apellido igual, igual, exactamente igual al de mi papá. Como que es demasiado ¿no?

miércoles, 4 de febrero de 2009

¿Cómo fue que llegué a este punto?

Un mail a una nami de una agencia de viajes:


Mara: no sé de dónde sacaste tantas conclusiones. La oferta era por la estadía en un hotel y no me la hizo ninguna agencia. Tampoco saqué ningun pasaje, por eso te lo consultaba a vos. Pero como decís, lo voy a hacer con la persona que sea indicada. Igual una lástima la pérdida de tiempo. Saludos y mucha suerte para tu próxima venta!
Malena


Estaría que vuelva Leonor* de sus vacaciones.



*Leonor es mi psicoanalista


Con esa facha ¿a dónde voy?

Me compro unas sandalias con taco, no? tiro la chancleta, finalmente. Bueno, no la tiro pero dejo de usarla, al menos. Y digo: OK, no van a ser los de $450 (tampoco la pavada) pero con esos de $90 voy tranquila, no están mal. Son lindos y pegan con todo. Hola, sí ¿quería probarme esas sandalias que tenés en la vidriera? esas. Mientras, hablaba con Franca por teléfono sobre si el vestido verde o cuál, todo muy Carrie Bradshaw o algo así. Perfectas. Clin, caja, chau.

A los dos días las tiritas me lastiman el tobillo.

A los diez se me desarman en el medio de la calle.

A los doce voy sacada al localucho del abasto dispuesta a ser bastante amable en un principio pero despiadada y escandalosa ante final desfavorable. Se ve que en los ojos se me habrá escapado algo de lo que mi sonrisa intentaba ocultar porque de toque toque me responde un man con la promesa de un par nuevo. Pero, en fin, en el momento pensé esperanzada que tratar bien a la gente sí funcionaba, y también en que seguramente a la brevedad el vicioso círculo me volvería a hacer girar por el shopping flogger con otro par de zapatos rotos en la mano.

Vuelvo.

Male
Hola, sí ¿vengo a retirar unos zapatos? Acá está la tarjetita.


Vendedor con cara de goma
Ah... mm, no pero de estos no quedan más.


Male
¿Cómo?

Vendedor con cara de goma
Claro, que de estos no hay más.


Male
Ajá...
y entonces, ¿qué vas a hacer?


Vendedor con cara de goma
Jeje...mm es que no puedo hacer nada porque no están más en fábrica... pero...podés elegirte otra cosa.

Male
Ajá, claro. Mirá, no quiero otra cosa. Vas a tener que devolverme la plata.

Vendedor con cara de goma
Ah. Claro, bueno... pará que hablo con el chico que está allá, porque yo esos temas no puedo.


Male
Ok.


(Vendedor I + vendedor II, ambos caras de goma, susurran algo a lo lejos)




Banana
Sí, ¿qué necesitabas?

Male
La plata con la que compré los zapatos que se me rompieron a los diez días de uso.

Banana
¿Pero me vas a decir que no te gusta nada? ¿estuviste mirando?


Male:
No, es que no quiero mirar. No me interesa. Sólo quiero que me devuelvas la plata porque tu zapato se me rompió en la calle a la semana de haberlo comprado. ¿Entendés que estoy enojada? ¿No te parece que tengo razón?

Banana
No, obvio, obvio. Ok, ok. Bueno dejame llamarte hoy a la tarde y vemos. Tengo que consultarlo.

Male
No, llamame para decirme cuándo paso a buscar la plata,
¿vos entendés lo que te digo?

Banana
OK, dale, joya.



Cuestión que me llama. Cuestión que voy a buscar la plata. Cuestión que mientras subía las escaleras mecánicas con esos tres billetes doblados en la mano sentí un vacío desarmado en el pecho. No, no lloré. Pero pensé: ¿de qué me sirven ahora tus anónimos $90? ¿Por qué alguien tiene que tener el tupé de hacer con mis elecciones un bollo de papel que ni pega en el tacho? ¡Una vez que sé lo que quiero! Sí, quería que me dieran un par nuevo + otro de regalo, como cuando mi mamá se quejó en esa zapatería garqueta palermícola, ella es buena quejadora; pero por sobre todo, quería elevarme, quería hacer ruidito al caminar, ruidito al subir al bondi, ruidito, ruidito, quería ruidito. Y ante todo, quería ser un poco más mujer.

En cambio, obtuve un triste saludo de mis chancletas de abuela que por suerte no tiré.


Hola, chicas...
 
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