martes, 28 de agosto de 2012

Roberto

Mi mamá contrató a un empleado doméstico. Un chabón. Un chabón que va a ir cada tanto a limpiar y a cocinar a su casa. Se llama Roberto y quiero conocerlo.

martes, 14 de agosto de 2012

El bife

Acá la vida es más difícil porque tenemos lo de las estaciones. Estamos atravesados por el clima, eso pasa. Porque no es lo mismo tener todos esos meses de calor que tiene la gente en Centroamérica. Ellos, claro, todo el tiempo con ese sol, el mar, los aperitivos, la musiquita. Nosotros tenemos que esperar medio año para todo. Y ni siquiera nos llega el mar, Alicia. No es que me queje pero la verdad es que nos tocó una vida complicada. Yo con el frío no te salgo, qué querés que te diga. Emponcharme toda como una cebolla. Dios mío, nonono. ¿Dónde guardás todo cuando llegás a un lugar? A mí me da vergüenza cuando veo a la gente sosteniendo mucha ropa abrigada en una reunión. Si al menos tuviera un lindo tapadito. ¿Sabés hace cuánto que no me compro ropa? El otro día le dije al Chelo: ¿sabés hace cuánto que no me compro ropa, Chelo? Había hecho el cálculo: ¡Cuatro años! CUATRO AÑOS, MARCELO. Siguió leyendo el diario, ni pelota. A los tipos esas cosas no les importan. O bueno, no te creas. Ese Tomás, el vecino del cuarto, siempre se viste distinto, por ejemplo. Te juro. Cada vez que me lo cruzo lleva algo que nunca le había visto antes. Un chalcito. Una camperita. Siempre una camperita distinta. ¿No es raro? No es que me lo cruce tan seguido, pero es llamativo, Alicia. ¿De dónde saca la plata? Yo tenía entendido que el padre le pasaba una  mensualidad. ¡Toda en ropa se la debe gastar! Trabajar, no trabaja. Eso seguro. Son estas nuevas generaciones, ¿viste? No se interesan por nada, todo es poco para ellos. Yo a su edad, te acordás, me llevaba el mundo por delante. Después, bueno, no sé qué pasó. A ver, esperame un segundito.¡Hernáaaaaaaaaaaaaaaan! ¡Bajá que ya casi está!

No, es que lo tengo Hernán, el chico de la computadora, en la piecita del fondo. No me estaba andando bien la Internet y parece que estaba toda llena de virus. Es bueno, eh. Este sí que sabe. Además es muy respetuoso, me lo recomendó Irene. Estuvo generosa Irene, se está portando bien conmigo. La vez pasada me pasó el número del muchacho este, y con Chelo nos miramos como diciendo "¿Se puso buena la vieja?". Así como te lo cuento, Alicia: agarró, se paró a buscar un papelito, y me dio el número del técnico. No es de mala, pero ahora que enviudó, te digo, no es la misma. Está más inofensiva. Deberías venirte la próxima, de verdad que ya no es tan jodida. Y vos, basta, también, con tanto rencor. Tampoco fue tan grave, che. ¿Qué iba a saber la pobre? Tampoco es un postre tan original. Y aunque supiera, qué tanto. Perate.¡Hernaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaán, ya podés poner la mesa!

Ay, casi me olvido de contarte. ¿A que no sabés quién viene del exterior? Te aviso que no es quien estás pensando, eh. Héctor no vuelve más. Listo. Se acabó esa historia. Y cada vez que puedo te lo digo, ya sé. Es que yo sé lo que pensás, te conozco. Vos porque tenés esa manía de aferrarte a los ideales, a las cosas inexistentes. Mirá, yo te digo una cosa, si seré bruja. El otro día soñé con él. Con Héctor. Viajábamos todos en una camionetita de esas como las de los terroristas. Éramos terroristas. Yo no quería pero Héctor y vos viajaban en los asientos de adelante. Y sólo les interesaba tirar abajo el club. Hacerlo explotar o algo así. Yo creo que se me debe haber mezclado con lo de la cuota de mayo, que me dio tanta bronca. Y bueno, ahora esto. ¿Qué te decía? ¡Ah! ¡Que vuelve Raquel! ¡En septiembre! Es solo un viajecito de paso, parece, porque se casa la sobrina. Le pagan el pasaje, todo. Me enteré por Omar, que también lo invitaron al casorio. A nosotras no nos invitaron y está bien, ¿no? Porque ni la conocemos. Aunque sería lindo ir. Podría ponerme el verde, el que tiene los ribetitos de pana. Ay, pará.No, Hernán, poné los otros, los blanquitos. Los que están ahí arriba en la repisita, ¿ves?

Bueno, te tengo que dejar, que ya está el bife. El chico de la computadora se queda a comer, se ve que va a estar toda la tarde con esto. Al final no me contaste nada. ¿Vos cómo estás? A la noche te pego un llamadito y me contás bien lo de la baulera. Me imagino que debés estar como loca. Yo no podría con tanto cachivache. Prefiero donarlo todo. El otro día dije "Basta", y tiré las repisas esas que las venía guardando para cuando Chicho viniera a colocarlas. Al ratito ya se las habían llevado. Es lindo hacer caridad. Porque al final nadie te ayuda. Estamos solas, Alicia. No hay vuelta que darle. Bueno. Después seguimos, te dejo.
 
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