domingo, 18 de diciembre de 2011

Cheerleader

Suena el silbato. Dios mío. Empieza el partido, la pelea por el ascenso. La gente arde. Hay tambores, cornetas, chicos con las caras pintadas de blanco y rojo. Somos un montón de gente nerviosa en un club de Ramos Mejía.

VAMOS. 

Sí. Grito. Grito cada vez que hacen un tanto. Aplaudo con fervor. Chiflo cuando el equipo contrario se acerca al aro. Es una locura. Es la final. Y yo no entiendo nada. No entiendo las faltas, no entiendo nada. Y no entiendo, por sobre todo, cómo llegué a ser la novia de un basquetbolista. Yo, con esta "estatura media", con este antideporte encima con el que vivo. No sé. En una época solía ir al gimnasio a hacer bicicleta fija, ¿con eso lo habré conquistado? Llegué a hacer una clase de latino, incluso, que fue muy pero muy triste. Después, bueno, me dediqué simplemente a guardar el carnet vencido en la billetera. Y ahora acá. Las tribunas están repletas: del lado izquierdo, la hinchada visitante; del derecho, la de Bomberos, la nuestra. La nuestra: porque en estos casos, si se habla, es en primera persona y en plural. 

¡Vamos, Chino! Así le dicen acá: Chino. El seis. El GOLEADOR. Yo, que sé su nombre verdadero, siento que tengo muchísima información. Gira, la emboca. Corre, la emboca. Es el mejor de todos. Él me había adelantado que cada tanto pasaba eso: que cada tanto hay magia. Y yo no lo entendía hasta ahora. Me rodean padres, amigos, familiares. Algunos me conocen porque es la tercera vez que vengo, la vencida. Y entonces ya existe la confianza necesaria como para dedicar una cara cómplice de sufrimiento. Porque presenciar el partido es, pongámoslo de este modo: horrible. Esa sensación de miedo permanente. Esa ciclotimia enloquecedora. Ganamos, perdemos, empatamos. Empatamos, ganamos, ganamos, perdemos, perdemos, empatamos, perdemos, ganamos, empatamos. ¡LA PUTA QUE LO PARIÓ! El réferi chifla. Tiempo. Yo no nací para esto. Lo vivo como un mundial. Me voy a fumar un pucho afuera. 

Su papá está dando vueltas por ahí. Se me acerca y le digo: esto es una mierda. Le muestro mis palmas, rojas, irritadas de aplaudir en cada gol. Y hablamos de otro tema, como para bajar un cambio. Vuelvo a la cancha. Los del equipo contrario son odiosos. Tienen esa camiseta verde hórrida. Hay un petiso en particular, que alienta a su propia hinchada como si fuera, no sé, ¿Xuxa?, que me exaspera. Ese y una minita, la novia de alguno, que se vino en unos minishorts desubicados y se hace la linda. Mátenlos.

Arranca todo otra vez, pero con el doble de potencia. Las hinchadas gritan enloquecidas. Los tantos se festejan con intensidad plena, la gente se para. El chino la rompe. Pero pasa algo terrible: a nueve segundos de terminar el partido, nos empatan: 61 a 61. A nueve segundos de ganar, nos empatan, y todos los bomberos queremos morir.

Y entonces el tiempo sumplementario  y rezar. Porque esto es una fuckin ruleta.

Perdemos
Ganamos
Ganamos
Empatamos
Perdemos
Perdemos
PERO LA CONCHA DE LA LORA.

68 a 65: ganan ellos. Quedan dos segundos de partido. DOS y ... última oportunidad: una falta.

Lanza al aro un pibe que tiene treinta y pico de pirulos. Es su último partido y con este se retira para siempre. Si mete los tres tantos: héroe indiscutible del clú.


El primero: ¡adentro! Miedo. Esperanza y miedo de muerte, todo junto.

El segundo: ¡ADENTRO Y LA PUTA MADRE QUE LO PARIÓ!

El tercero: Me siento en una película yanki. En esas de baseball en las que el que el niñito  tiene los tres tiros y le pega a la tercera de home run y se hacen campeones y lo levantan entre todos los del equipo y ¡aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!

Pero no. No entra. Perdemos.
Los del otro equipo copan la cancha entera con un cantito sobre ser campeones.

Nos quedamos esperando a los jugadores afuera. Suegro se me acerca otra vez. Me pregunta si ya reservamos para las vacaciones. Uruguay es muy caro, me dice. Yo le digo que como acá. Porque vi un montón de magia por primera vez y no me importan las malas noticias. 

¿Sigo siendo tu deportista favorito? me pregunta El chino en el tutú, antes de ir al kiosko a clavarnos una hamburguesa completa. Sí, le digo, de todo el mundo. Y arrancamos.

12 comentarios:

  1. Me mataste de la emoción!! Me falta distancia, pero la crónica es todo. Tremendo como lo viviste!! Bomberoooosss, bomberooooos... creo que si ganábamos te dejaba sin este final divino. :)

    ResponderBorrar
  2. Luisi! no shhhhhores. Perdimos pero mirá cómo siguió todo: premios, trofeos, GLORIA.


    El chino!
    jaja
    digamos que lo viví como el orto pero al final pegué momento muy notting hill. Balance positivo :)

    ResponderBorrar
  3. el chino jalibuuuuuuuuuuu
    el chino jalibuuuuuuuuuuuuu
    oouuooooooou

    ResponderBorrar
  4. los chinos son todos iguales: unos capos.

    "gol" me mato mil.

    y eso que estamos en "TANTOporvenir..."

    lovet.

    ResponderBorrar
  5. Tute, tenés que venirte a cantar eso conmigo a la cancha, la rompemos.

    Sil: JA! no se me había ocurrido ese chiste. Pucha. Lo de "gol" lo escuché de los jugadores, eh, ojo. Ellos también dicen "GOLAZO".

    Cuco! Uau! preferida? Eso es un montón! Ahora siento mucha presión.
    Qué bueno verte por acá! :)

    ResponderBorrar
  6. Dios mio como me perdi todo esto, ja Male vos con novio que juega al basketball!!! te imagino sufriendo todo el tiempo en el partido, cada tanto, ja como cuando no nos vamos al muerto, miedo de muerteeeeeeeeeeeeee
    Nunca te conte mi primer novio era jugador de basketball!!!!!!!!!! es diver es yanki es muy de otro planetaaaaaaaaaaa

    ResponderBorrar
  7. Quiero data urgente del ex novio ALTO, YANQUI y basquebolista de Mari!!!!!! y lo digo así, con muchos signitos de exclamación!! jaja

    ResponderBorrar
  8. para mí que no es yanki y mari solo se estaba refiriendo a la actividad en sí misma. Pero quizás no la conozco tanto.
    En todo caso: yo también quiero data urgente de este ex novio, pordiossanto.

    ResponderBorrar
  9. Ja como me conoces Malena, mi forma desorganizada de escribir, bien la actividad era yanqui no el novio, pero si existio se llamaba Federico era muy alto y tenia como 4 años mas que yo, yo le decia que tenia 11 y todavia no...sabes quien es Male: el cordobes!!!!!! con ese ni beso y despues sali con otro que juegaba al basket se llamaba Ivan era rubio y tenia el pelo tipo He-man!!!!

    ResponderBorrar
  10. EL CORDOBÉS!
    perfecto, ya me cerró todo.

    De ese tal Iván sí que no sabía nada. He Man? La puta que lo parió. Un He-man basquetbolista. Era gay?

    ResponderBorrar

 
Creative Commons License
Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons.