viernes, 23 de mayo de 2008

Sírvase opinar

Es sabido que Uno tiende a repetirse. Desde tiempos inmemorables sucede que los espacios intentan disfrazársele a Uno, a veces con más y otras con menos ornamentos, para encubrir lo que quizás sus paredes tienen para mostrarle (esa verdad desubicada con la que Uno no puede lidiar).

Y Uno entra, nomás. Se la cree. "Aquí sí que podré lograrlo", piensa. Uno se enorgullece. Hasta que de pronto, alguna parte del decorado -es un detallecito, a veces- da cuenta de una diferencia. Como cuando Uno se acuerda de los sueños que tuvo la noche anterior por alguna pavada que lee. Y entonces rápidamente Uno se da cuenta que ha vuelto a ese mismo lugar, a ese mismísimo lugar. ¿O tal vez estuvo allí todo este tiempo? Claro, Uno se suponía una especie de hippie desafiante, "yo aquí sí que no vuelvo", siempre aseguraba, "yo de este lugar me corro", e iluso suponía que lo había logrado, "por fin, por fin", se decía. Y ahora esto. Como el amor de Andrea, sin pedir permiso, Uno vuelve al mismo indeseable puntito, por dios ¡al mismo!

Las preguntas que hasta ahora Uno no logra responderse son: ¿cómo hizo Uno para repetirse de ese modo, para lograr esa suerte de dejà vu, aunque con la atroz diferencia de la vergüenza, la culpa y el odio al prójimo que implica la realidad? ¿Cómo hace Uno para afrontar el éxito de tal puntería, esa de encontrarse de golpe en aquel lugar en el que justo, justo, no quería encontrarse? ¿Es Uno capaz de transformar tal escenario o más bien no le queda a Uno otro remedio que resignarse a sufrir cíclicamente? Y si así fuese ¿es Uno capáz de todo eso?

¿Ud, qué piensa?

lunes, 19 de mayo de 2008

Los domingos en familia

El sábado aprendí en una fiesta -ya sé, es raro- lo que era un palíndromo. Digamos que es a las palabras lo que lo capicúa sería a los números. Por esas coincidencias de la vida, cuando vino a almorzar el domingo mi hermana a casa, me contó que le habían asignado la tarea de armar algunos para la facu. Es buenísimo. Es quemante. Pero le salió este:

"O de Perla o al re pedo".

No sé si se la va a aprobar el viejo, pero bien que nos sirvió para reirnos un rato. Perla es mi mamá. Por eso nos reíamos. Además también estaba ella presente y también se reía... y Willy, que es el novio/marido, reía también. Pasó ese momento y después con mi hermana le tirábamos el palíndromo a mi mamá cuando decía algo ocurrente, por ejemplo. Y Willy le decía "cagaste", como diciendo que lo vamos a usar siempre. Y ella se reía otra vez y se acomodaba el pelo mientras decía "que hijas de puta, que hijas de puta". Y así..

Revelación

Tengo la esperanza fuerte de que este golpe bajo en vez de atornillarnos en la más profunda de las depresiones puede llegar a elevarnos. Una especie de empujón hacia otro tipo de dinámica. La dinámica voladora, sería. Más allá de que resulte un optimismo forzoso, que aparece cuando las coincidencias se transforman en repeticiones que desesperan, estresan, traen pesadillas, ponen en juego todo lo anterior, y cuestionan si uno realmente está haciendo las cosas bien para finalmente responder que no...en fin, más allá de casi todo eso. Porque al fin y al cabo se trata de una cuestión de fe, hasta el momento. Y quizás justamente sea Ese el problema, ahora que me doy cuenta. Claro, justamente es ese.

Hitler

Si me vas a hablar del tiempo, mejor callate.

domingo, 11 de mayo de 2008

Pabres

Sinceramente ¿qué necesidad hay de enseñarle a un niñito a llamar "BABAU" a un perro?

¿Qué se les pasa por la cabeza a esos enfermos?

sábado, 10 de mayo de 2008

Mi mamá II

Terminamos de ver Juno...



Willy: No, no te van a atender ahora ¡si tenías turno para las 4 y media! ¡Son las 5 y media ya!

Yo: Sí, te van a atender pero vas a tener que esperar...

Mi mamá (abrigándose): ¿Y qué les digo ahora?

Yo: ... poneles cara.

Mi mamá: ¿"aaaaaaaaaaahhh" ?

Yo: ¡Sí, esa!

Mi mamá: Ay, gracias, cuchi.



Y mamá se fue a la peluquería.

viernes, 9 de mayo de 2008

Mentira piadosa

El martes por la mañana llevé a Mondiola a la veterinaria. La dejé para que la operen y me despedí para ir a trabajar. Cuando volví, la encontré medio dopada todavía, con un lateral todo rapado y los puntos a la vista. Es graciosa ella: aún en el sector sin pelo sigue teniendo esas manchas de vaca en la piel.


Asumo que por mi cara de madre castradora culpsa fue que antes de irme los doctores me aclararon que estaba bien mi decisión, que así le evitaba problemas mamarios graves. Y eso me alivió realmente...


Pero luego, lo inevitable. Esa misma noche soñé que con mi mano aplastaba gatos iguales a Astor cuando era bebé. Los aplastaba con la mano hasta matarlos.

jueves, 8 de mayo de 2008

Felicidad en 3 pasos

Sinceramente, volver al tequila con el objetivo claro de emborracharse es algo que rejuvenece. Es una de esas cosas que llevan directamente a la adolescencia, como por uno de esos toboganes de agua, pero de esos que había en Coconor y que alguna vez me lanzaron tan rápido a la pileta que me partí el labio inferior, terminé en la enfermería, mi mamá se desmayó de la impresión y a mí me quedó la marquita en la boca, chiquita la cicatriz.

Aún más atractivo es desplegar el tiempo de ese modo en medio del festejo del mismísimo cumpleaños de uno, que es una sola vez al año (o 3 en mi caso), siempre que uno decida celebrar, claro está. No sólo por la cuestión evidente del paso de los años, sino porque no cualquier día me propongo llegar tan lejos (es otro viaje que emprendo): sin saber cómo, me monté sobre ese par de tacos rojos; me pinté todas las uñas, las veinte, de un mismo color; me regalé ese lujo para la boca que es ponerle a los labios algo de rush; me compré un vestido para la ocasión. Y aunque la música no era buena -vamos a reconocerlo: Alejandro nos traicionó, y eso no se hace, Alejandro- todo estaba en su punto justo.

Pero la gente iba llegando al baile, la gente iba llegando al baile, y entre los piropos deslizaba: Que qué hacía tan sobria, que empezara a tomar ya, etcétera. Que me importa lo que opinan los demás, eso es una obviedad (quien lo contrario afirme es un caradura); pero aquí se trataba de otra cosa. O de la misma, invertida. Hay veces que esas exigencias del mundo se traducen en una pregunta hacia uno mismo, en una posibilidad, en una opción potable, y rápidamente se vuelven lo único que uno quiere en ese instante, y con suma urgencia, parece, porque sin lugar a dudas nos sacarán sonrisas, nos harán muy bien. Esas transformaciones veloces que nos ocurren a quienes mi amigo Nicolás rotuló de una vez y para siempre como seres culohervidos.

Cuestión que esas cervezas ya no estaban provocando el efecto preciso. Necesitaba algo más radical. Ya era hora de ir a lo seguro. Pero había que conseguir que alguien me acompañara, eso sí, porque la escenita de clavarme uno de esos vasitos sola en la barra de un cheboli en el día de mi cumpleaños no era una idea de lo más prometedora. El límite se vuelve muy delgado entre esos detalles que glorifican y aquellos que pueden llevar todo justamente hacia el lugar opuesto al que uno quiere dirigirse, hacia el más profundo avismo.

Por suerte con sólo girar mi cabeza me encontré con la de Betsy, con su permanente nueva que también quería sentirse un poco de 15, que también culohervideó con la idea, digna partenaire. Corriendo fuimos hacia la barra. Creo que Sergio filmó todo, ese teletransportador al año 99: la sal, el martirio, el limón. 1, 2 y 3. Listo. Y con los temas que pasaba el gilazo de Alejandro, ya estaba todo resuelto. Hasta bailé una canción de Viejas locas, Dios Siesqueexistes Mío! Misión cumplida!

Parece que es cuestión de decretar, nomás, de proponerlo en el subject de un mail: qué buena se puso la fiesta, al fin y al cabo.
 
Creative Commons License
Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons.