sábado, 29 de octubre de 2011

Espuma

Me bajo de un taxi con la cartera abierta, siendo fiel a mi estilo. Lo groso es ver cómo crecí. Ahora cuando me bajo de un taxi me fijo a ver si dejé algo: celular, billetera, llaves, pequeños detalles que suelo descuidar en este tipo de casos, y en tantos otros. Entonces la veo: una billetera negra sobre la alfombrita de goma. No es mía, la mía es amarilla. No puedo creerlo. Sirve fijarse. O sea, me fijé por las dudas. Por mis propias dudas, digamos, y encontré las de otra persona. Yo, que pierdo mis pertenencias por doquier, encuentro las de otros constantemente, y las devuelvo. Dios es re gracioso, si es que existe y se dedica a manipular las escenitas de mi vida. Es de mujer, la billetera. La agarro; tiene plata, tiene tarjetas de crédito, tiene de todo. Estoy fuera del auto, pero con el torso adentro, revisando. El chofer mira: entiende. Alguien se la olvidó, le digo mientras el tipo me saca la billetera de las manos, y con ella, mi oportunidad de convertirme otra vez en una heroína. Es que arriba del coche se olvidan de todo, justifica. ¿La vas a devolver?, le pregunto y pienso que no, que no la va a devolver un carajo, que no entiendo cómo hizo para agarrarla si la tenía yo, que todavía estoy a tiempo de meterme en el taxi, de recuperarla, que tal vez forcejeemos, que, bueno, que no da llegar a tanto, que tampoco la pavada, que mejor me bajo, pero que yo la hubiera devuelto, que ojalá sea un buen chabón, y que yo soy una pelotuda importante. ¿Me quedo tranquila de que la vas a devolver? Repregunto, porque su primer "Sí" no me convenció, y también para sentirme un poco más idiota, para ir a full con mi taradez. Su "Sí, sí" confirma dos veces mi sospecha. "Ojalá", le respondo con una decepción anticipada, y cierro la puerta. El auto sale, no es de los tacheros que esperan a que entres, y esto se convierte en  un dato horrible. Mi vecino está baldeando la vereda en overol y botas de lluvia. No sé por qué insiste con vestirse de portero. Quiero contarle lo que pasó, quiero contarle a alguien. Pero lo saludo, nomás. Es viernes, 1.30 AM, y la entrada de casa está llena de espuma.


14 comentarios:

  1. Noooo! Hijo de puta!

    El otro día
    - Tomá tu cambio
    - Disculpá, pero mientras buscabas el vuelto y hablabas por teléfono el contador marcó dos veces más
    - Mirá, flaca, ahí dice lo que dice, eh''
    ... (pienso: vos sos una rata, pero yo soy una lady -?- )
    - Ok, no me voy a pelear con vos por un peso veinte
    - No, porque te voy a cobrar lo que dice ahí
    (silencio)

    Me bajé y le soldé la puerta al auto de un golpe. Qué gente, algunos tacheros.

    ResponderBorrar
  2. No, momento. Quiero hacer justicia por los pocos tacheros que me crucé que sí son copados. Hace menos de dos meses me olvidé el celular (a partir de eso adopté tu costumbre chequeadora) y cuando llamé el chabón me atendió, me dijo ''ah sí, la rubia que fue al Konex, ya te lo llevo para allá'', me lo trajo, hizo chistes con buena onda y todo y no me quiso cobrar el viaje por traerlo. 5 mitchers para él, no?

    ResponderBorrar
  3. Pfff
    otra típica es ir biiiiiiieeeeeeeeeeeeeeeeeeen despacito hasta estacionar, cosa de que cambie la ficha. lalalalala. Si fuera taxista ya me las sabría todas (?)

    Pero claro, despúes están los copados. Los que escuchan buena música y no te hablan. Una vez uno me devolvió un celu y le regalé una botella de vino que tenía en casa. Re choborra, yo.

    ResponderBorrar
  4. jaja, este post es copi libre del que ganó el premio!! Eso no se si vale!

    ResponderBorrar
  5. Que bronca, odio que la gente sea tan chota.

    ResponderBorrar
  6. jaja
    Ojalá lo fuera, martini: la billetera estaría en mis manos, escribiría otro post ganador, y 3000 más para las vacaciones :P


    Noe, es solo una sospecha, pero tannnnnnn de las que van a pasarrrrrrrrr

    ResponderBorrar
  7. Me indignó leerlo, te juro. Creo que no la devolvió, pero bueno ojalá lo agarre el granizo y no tenga ni un techito cerca, ni uno! jaja. Besos!

    ResponderBorrar
  8. y que ojalá lave el auto el mismo día, ya que estamos.

    ResponderBorrar
  9. shalena, ya hablamos de esto hasta por las teclas. fb, tw, te he criticado, nos hemos peleado, te has enfrentado con rial, he firmado para ser tu manasher. bueh, en fin.
    que pecado hacer dejado ir asi a tu proximo premio oblogo.

    se que habra revancha.

    ResponderBorrar
  10. terrible, la doble culpa por no haber devuelto la billetera, y la de no tener los créditos. Ni los premios. Es el show de la culpa, mi vida. Diosmio.

    ResponderBorrar
  11. lo único bueno de que no todos los taxistas sean fascistas es que se puede decir que todos los taxistas son fascistas
    saludo

    ResponderBorrar
  12. Es mi primera vez por acá y me atrapó el relato. Indignante! Casi casi dan ganas de salir a cortar una calle para reclamar justicia.
    Los remiseros entran en la misma categoría? Digo... yo una vez me olvidé una billetera en un remis y nunca nadie me dió bola en mis reclamos.

    -Hola remiseria?
    -De qué billetera me habla señor?!

    ResponderBorrar
  13. Bienvenido, principitou.

    Los remiseros? Ja, no sé. No sé. No los tengo tan curtidos. Pero tienen otra cosa tremenda ellos: la remisería. Hay una que queda a dos cuadras de la casa de una amiga. Tiene una vidriera y ahí ponen muñequitos de peluche. Arbolitos de navidad fuera de época. Todo así. Los remises me dan ganas de suicidarme, más que de asesinar.

    ResponderBorrar

 
Creative Commons License
Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons.