jueves, 31 de diciembre de 2009

Por que aflojemos con la psicosis colectiva

El dengue, la gripe A, año nuevo, y otra vez el dengue.

¡Salud!

¡Salud para todos nosotros!

[Lo de brindar sí que me gusta, ¿ven?]

martes, 29 de diciembre de 2009

Cañita al aire

Diciembre también es resbalarte el aguinaldo en un yopincenter.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Otra cosa buena de la semana que viene

además de que ya que el año cambia yo no me esfuerzo por cambiar tanto, es que


me voy a la recontrachingada.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Otro regalo navideño

fue encontrarme con mis enemigos públicos en una fiesta. Me miraban mordiéndose los labios como diciendo "qué hambre".  Uno me cruzó en unas escaleras -él subía; yo bajaba- y después de acercar su cara a la mía me hizo: "uhuhuhuhuhuhuh!!", fantasmalmente. Pintoresco, ¿no?, muy de cierre de año.

Yo también quiero

La tarde del 24 anoté en una libretita mientras viajaba en colectivo a lo de mi mamá:

"Recibir regalitos navideños: objetivo dos mil diez".

Muy de niña judía que vivió siempre navidades prestadas. Lo que hubiera dado en los noventas por tener mi propio arbolito menemista, como los del Alto Palermo, y -aunque ahora suene un toque raro- sentarme en la falda de Papá Noel y pedirle la casa de Barbie. Tuve que convencerme de que estaba bien eso de no haberme decepcionado con la identidad del viejo. Nosotros no festejábamos. OK. Total, en reyes sí que recibíamos cositas. Nunca entendimos por qué, pero en reyes sí que recibíamos. Igual, no era lo mismo. Ellos ni siquiera viajaban en un trineo volador.

El miércoles tuve mi primera cena navideña. Propia, quiero decir. La organizó mi mamá en su casa, que todavía yo la considero mía aunque mi cuarto sea ahora el de la computadora y mi hermana se haya apropiado de la cama de una plaza para convertir a la suya en una de dos.  Cuestión que, en contra de mis predicciones, me encontré con una pilita de regalos envueltos en rojo y descansando en el living, con sus etiquetas anunciando en imprenta los nombres de los invitados. "MALENA" aparecía en tres. No nos aguantamos hasta las doce para abrirlos. Si era lo mismo. Desenvolví: un sombrero de paja, un libro con dedicatoria, y un frasco de dulce de arándanos.  También  brindamos muchísimas veces, cantamos todos juntos Our house, y al final sentí que mi familia no era tan disfuncional después de todo. 



Mentira. La disfuncionalidad me dio ternura, en realidad. Quizás fue el champán, pero qué más da.

martes, 22 de diciembre de 2009

No habrán empezado mis vacaciones, pero...

las de mi terapeuta, sí.

Ya puedo hacerme la boluda hasta febrero.

¡Viva!

martes, 15 de diciembre de 2009

De castaño a oscuro

Hoy, mientras estaba levantando la birome que se había caído al suelo al sacar el llavero de mi bolso para abrir la bendita reja nueva, se aparecieron Julio y Eloísa, mis vecinos perversos.
Yo hablaba por celular con mi mamá, calculando cuánto pagarle a Alejandra por venir a cuidar a Astor y a Mondiola en mi ausencia, y cuando me paré, lean bien, Julio metió su mano en mi cartera abierta. Sí. Metió su mano en mi cartera. Y al toque la sacó, así nomás. Como queriendo demostrar que en una situación tan despistada como la mía cualquier intruso podría atacarme. Puso cara de eso.
Mi mamá, del otro lado del tubo, me preguntaba cuánto cobraba Alejandra por los viáticos, y yo le decía que ni idea tenía mientras pensaba en el miedo de muerte que me generaban esos viejos forros  del orto, cancerosos. Después de dejarme pasar primero por la puerta, caballero, Julio me señaló el cartel (la hoja cuadriculada y pegada con cinta scotch como la de aquella vez) que esta semana ubicaron (fueron ellos, pues su letra imprenta mayúscula los delata) sobre el mismísimo hierro y que pide que por favor cierren con llave "de adentro" y "de afuera también" el enrejado.
Creo que la técnica de hablar por teléfono para no asesinarlos está bastante buena, igual.

viernes, 11 de diciembre de 2009

No paran de pasarme cosas así

Resulta que después de esperar treinta minutos para que me reintegren el walkie talkie este, después de sentarme otros quince frente a una minita y deletrearle todo mi apellido, me doy cuenta, justo cuando me lo pide, de que el DNI en mi cartera no está. Esta mañana estaba y ahora no, no está. Bueno.
Pienso en México. Pienso en si uno podrá subirse a un avión con la fotocopia del dni. Pienso en si me estoy boicoteando o qué, y en la opción de llamar a un gestor. Gestor. Esa palabra me alivia.
Llego a la conclusión de que si no lo dejé en la comisaría, cuando fui a hacer la denuncia falsa sobre el robo falso del celular del orto, entonces lo dejé en el taller. Y entonces lo mejor será ir al taller ahora mismo, a chequear, porque no sé si toleraré la intriga, la culpa y la inacción durante el fin de semana. De pronto recuerdo que, junto con la agenda, también perdí el código de la alarma, y de que si la pifio todo va a ser demasiado peor. Bueno, ok, será el lunes. Si no está en la comisaría, espero hasta el lunes y ahí sí, si no está, gestor. Hay tiempo para gestor.
En la comisaría la chica me trae mi DNI y yo le sonrío como aliviada. Sí, estaba ahí. Ahora ellos también  me conocen. No me gusta ser buena onda con los policías, pero éstos acaban de volver las vacaciones a mi cuerpo, les sonrío. Y vuelvo a casa.

No entiendo cómo es que cuando llegué, en vez de subir directo a mi departamento, decidí ir a pagar las expensas a lo de mis vecinos nazis. Tampoco sé por qué me metí con el bigote de Julio. "Uy, te afeitaste el bigote." ¿Qué necesidad? Juro que nunca fue la de tener una conversación de veinte minutos al respecto. "Vení, sentate que te cuento". Y me senté. Quiero que sepan que Julio llegó a mostrarme en vivo y en directo su máquina de afeitar eléctrica, que ahora le permitía afeitarse a diario sin cortarse, y sin usar cables, porque estas máquinas alemanas ahora tienen batería y no hace falta ni enchufarlas. También, que tiene la piel demasiado finita por lo del cáncer, que por eso se corta.  Ok, ahí fue medio tenso.  Y ya cuando había logrado levantarme para irme a la mierda, me terminaron contando que una tal Slivia, la vecina de enfrente, los  había telefoneado la otra noche para contarles que había dos personas "haciendo el amor (SIC)" en el cantero de adelante. Que esto fue antes de poner la puta reja. Que menos mal que la pusimos, porque ahora volvieron a estar por la cuadra los motochorros. Que me cuide de los motochorros. Que no me lo decían para asustarme,  pero que sabían "que vos estás solita y que volvés tarde, por tu profesión", y que menos mal que pusimos la reja, que total la vamos pagando entre todos y mejor eso que una desgracia.

Si mi vida fuera un reality y yo la presidenta del jurado, me nominaría para eliminarme.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

No voy a insistir con la inteligencia

Perdí mi celular otra vez, chicos.
Mi estupidez se está volviendo extreme.


Ya está, llegó mi momento de ser bella.
Asi que, qué bueno que existen los accesorios.



domingo, 6 de diciembre de 2009

Al fin

Hoy voy a cantar un tango.

SI, SOY ESA

voy a poder decir, cuando alguien pregunte la obviedad después de escuchar cómo me llamo.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Ayer pedí tres deseos

Anoche vi una estrella fugaz por primera vez. No, nunca había visto. Y eso que en el cielo de Tilcara me esforcé por encontrarlas.

Ésta pasó por arriba del escenario, justo en el centro, mientras Luis y Fito cantaban "Asilo en tu corazón".

Primero no lo creí. Bueno, nunca había visto una y entonces me tuve que encargar de corroborarlo. Le pregunté a los que estaban cerca. Y era. Igual, obvio que era. Eso o un OVNI. Mi mamá pensó que era un meteoro y le dio miedo, después me contó. Pero no, era una estrella fugaz. Yo no me las imaginaba tan grandes, la verdad.

También la vieron otros que andaban más lejos, parece. O quizás estaban más cerca mío de lo que yo creía.

Paréntesis:
(
Ah, nos la encontramos con Marta en un momento. Estuvo un ratito, nos dijo que lo de las reuniones tipo tupperware pero "De cómo tener tu propia plantita" eran un proyecto fuerte, que le habían dado el ok sus jefes, y después se perdió sola entre la gente cuando todo empezó. Qué loco porque una hora atrás nos habíamos encontrado con el organizador de la lectura en la que Marta había estado y tanto había dado que hablar. Nos reconoció. Yo a él, no; pero él a mí sí porque me puso esa cara, como de enojo y asco a la vez, así que cuando Bella me contó quién era, entendí por qué. Éramos treinta y cinco mil personas y nos fuimos a encontrar con estos dos. Raro. También nos encontramos con otra gente, todo en el mismo lugar. Estábamos en una especie de vórtice universal.
 )


Anoche fue demasiada magia.
Todavía tengo esa sensación de hermosura en el cuerpo, y no quiero que se me vaya nunca.
Bah, de hermosura y de saudades a la vez, esa suerte de nostalgia anticipada que agarra cuando uno cree estar viviendo un momento histórico, jijiji. Jipi. Estoy más jipi que nunca.


viernes, 4 de diciembre de 2009

La modernidad

es compartir un cigarrillo de marihuana con tu papá en el día de su cumpleaños.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Mi psicóloga me prestó diez pesos

Justo cuando me paso la sesión entera hablando
de que no tengo registro de la plata 
y de que no sé qué
de mi mamá con la plata
y de qué no sé qué
de mi papá con la plata
y que esto y que lo otro
con la plata
¿no va que voy a pagarle
y me doy cuenta de que en el bondi
esa vieja puta efectivamente
(no mi psicógola, otra vieja)
había robado mi billetera?
"Vas a necesitar para viajar"
me dijo ella
(no la otra, mi psicóloga),
"Tomá".
Y entonces viajé
hasta lo de mi mamá a buscar plata
plata de mi hermana
para comprar
el regalo de cumpleaños
para mi papá.



Bueno. Siento que todo es demasiado obvio pero que, aun así, todavía no lo veo.

martes, 1 de diciembre de 2009

Soy grande y ahora me gusta usar paraguas

Eso y que sirvan café con las tortas en los cumpleaños.



Pero todavía no sé qué ser.

Algunos de ustedes son re grosos

Ninguna de las personas que votó se siente parte de este mundo de mierda capitalista del orto ni eso le da una suerte de contención social que lo hace sonreír sin querer.
Tampoco hay nadie que ame a todo el mundo: aunque practique yoga o reiki, o crea que todo acabará en el 2012.
En cambio, un 9% es de odiar a todos y piensa que odiar a su jefa es una raya más que al tigre no le hará nada.
:)

Por su parte, un cuatro por ciento borraría a su jefa de amiga del facebook, y otro cuatro la etiquetaría en fotos en las que salió muy mal. Hay empate ahí. ¿Qué hacer?

A otro 9% le encanta este topic, pero prefiere no opinar; y la misma cantidad de gente vota que el topic se la re soba. Equilibrismo.

Otro tanto piensa que la mejor opción es subir una encuesta pelotuda a su blog creyendo que eso resolverá su vida de alguna extraña manera. No están en lo cierto, les aviso.

Sin embargo, casi un 20% confiesa que en estos casos se repite que sí puede hacer otra cosa que aquello que hace,  y que lo mejor es conseguir un trabajo nuevo.  Para mí que mienten. A sí mismos, no a la encuesta.

Lo mejor: la gran mayoría no sabe bien qué opinar al respecto, pero sí puede asegurar que la movida de las encuestas le re cabe.

Creo que se viene el encuesta time.

Son muy grosos todos los que votaron.
El resto no.

Lalalá lalaá laaaaaa...

 
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