jueves, 31 de julio de 2008

Perras de la calle

Apenas salí de la pollería de enfrente de casa me crucé con dos mujeres agarrándose de los pelos. Literal. Nunca había visto una pelea de minas, me parece. De tipos, creo que tampoco, en realidad. De parejas, sí. Me acuerdo una que con Franni nos quedamos escondidas en los arbustos de Lacroze para seguir la novelita.

Acá era igual. Sólo que fue menos de gritos y más de manos. El semáforo ya había cortado pero yo me quedaba ahí, viendo como una a la otra se aplastaban la cara, presionándose los cachetes con los dedos. No podía dejar de mirar. Y encima se decían "¡hijadeputa!" "¡con mi marido no te metás!", cosas así.

Y yo ahí al lado -al lado, eh- con la bolsita de milas en la mano, seguramente con una cara mezclada de boca con sonrisa contenida y ojos de "sepárenlas!!". Porque a todo esto, las viejas (no eran viejas, tenían unos treintaybastantes avejentadísimos) se estaban agarrando sobre la calle, en el asfalto, y me daba un toque de miedo que pasara un auto e irónicamente se las bajara a las dos de una.

Al final no las atropellaron, pero sí forcejearon tanto que se cayeron las dos al piso sobre la vereda, un hit. Arriba de las baldozas se contorneaban acostadas sobre sus laterales, prendidas una de la otra, sin moverse tanto pero hipertensionadas, unidas por la misma pasión, ellas.

La gente pasaba, miraba, y se iba. Y yo me quedaba ahí. Todo este tiempo me quedé ahí. No es que haya sido tanto pero por un momento se suspendió, o algo así. Sentí que tenía que hacer algo, que se iban a lastimar feo, y me agarró una especie de culpa anticipada con la que no hice nada, porque soy judía, sí, pero no taaan tarada y en un momento de lucidez me confesé a mí misma que ni daba meterse en tal quilombo. Ni el pollero que había salido a ver el show estaba tomando cartas, y él era de los que parecían tomarlas, así que me quedé en el molde.

Todo seguía más o menos igual. Ellas prendidas fuego, yo mirando boba. El tiempo había quedado ahí, todavía. No pasaba a mayores y el semáforo ya había cortado otra vez. Entonces una gritó, "Auxiliooo! soltame, soltame" y la otra le respondió "sí te suelto me soltás?" Y se soltaron a la vez. Y yo también solté carcajada sin vergüenza, aproveche el semáforo y crucé.

6 comentarios:

  1. Hola male. Mi nombre es Adrian.
    Me gusta mucho.
    Te leo.
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    Adrian

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  2. jaaaaaaaaaa

    me da risa que las mujeres seamos tan teatreras.
    como que no da hacer todo ese escándalo para después terminar en ese pacto absurdo.
    los hombres, por lo menos, se dejan sangrando un poco.

    pff

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  3. quien se mete en pelea ajena liga trompada propia.

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  4. adrián: ehh,gracias!! Lo del exorsismo es un poco mucho, pero igual ahora me doy una vueltita.

    polonia: querrás decir que te da RRRRRRRRisa?

    santero: los floggers también!

    belén: es que los de afuera son de palo pero no del palo.

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  5. Me ENCANTO tu imagen de cabecera!!!

    A leerte.

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