miércoles, 30 de abril de 2008

Son Paloma y Malena las hermanas mala buena

Siempre me gustó que mi hermana y yo cumpliésemos los años casi-casi (es 2 la diferencia) el mismo día. Como si esa pavada fuese también otra de las cosas que nos unen. Porque desde chicas que sabemos eso que sólo nosotras sabemos. Y más desde hace unos tres años, que ya no vivimos juntas y no es necesario tolerar los ataques de ira que nos saben invadir el pecho bastante seguido.


Me acuerdo por fotos de ese cumpleaños de cuatro: en "Juego Libre", mi mamá con un enterito de leopardo, una panza gigantezca, mi hermana adentro, y una permanente que le enrulaba a la perfección un pelo medio rubión. "Juego libre" era genial. Tenía varios sectores por los que ibas pasando a lo largo del día, el pelotero, los avioncitos, los espejos locos, y al final todos los nenitos nos metíamos en un vestidor lleno de disfraces en donde nos transformábamos para terminar bailando bajo una bola de boliche. Al final, las velitas. Al final, los deseos.


Otra vez lo festejamos juntas en "Días felices", en el mismo lugar, bah, pero en distintos salones. Yo 10 y ella 6, creo. Y no sé por qué a mí se me había ocurrido ocultárselo a mis compañeros del grado. Les adelanté durante una semana que iba a haber una sorpresa. Y medio que logré cebarlos con la intriga. Pero me acuerdo que en algún momento todo se me fue de las manos. Alguno (Nicky Jamshon) preguntó si la sorpresa era Nicole Newman, y yo por alguna razón había llegado a decir que sí. Esas cosas en las que uno se mete sin saber cómo pero que de golpe -en el micro yendo al salón- ya no tienen vuelta atrás. Las patitas de la mentira dejan de correr desesperadas para quedarse fumando un pucho en la esquina, porque ya está, piensan, no llegamos...


Otras veces, con la familia. En general íbamos a cenar afuera el día que Palo cumplía, porque al siguiente siempre era feriado. El momento crítico siempre llegaba a la hora del cantito: mientras ella quería apagar sus velitas, todos cantaban Que los cumplas Paloma y Malena, que los cumplas feliz. Todos se reían por eso de intentar meter los dos nombres en la canción pero Paloma no, obvio. Era su momento. Y entonces todos cantábamos otra vez, sólo para ella.


Después cada una tuvo sus festejos, claro. Ella varios con Marcelo Duba, un treintañero que se había puesto de moda en esa época en los de los más chicos. Y yo, que años atrás había dejado "My way" a un lado, ya hacía asaltos en casa y jugábamos a la botellita, al semáforo, nos dábamos piquitos. Juegos que en realidad odiaba porque nunca me dieron ni pelota en la primaria. Sólo Marianita Lorenz, que era mi mejor amiga.


Ya para los 14, me acuerdo, mi papá fue personalmente a inspeccionar un boliche para ver si podía festejar mi cumpleaños en una matiné, y más tarde llegaron mis intentos truncos de que me dejen legalmente emborracharme en las fiestas de mi colegio. Un sufrimiento. Y así y todo, aún contra mi orgullo -que es de temer- nunca hice eso de no festejar. A veces mucho y otras poco, pero eso de no festejar, nunca.

Este año toca mucho. Cuando pensaba que ya todo había acabado, me acuerdo de mañana -y del sábado- : mañana mamá preparará choripan para las dos, para nosotras que nos queremos tanto, pero tanto.....teamo, teadoro, peroalinodoronotetiro, porquesinó, noteamaría, ni te adó ra ría.

Me encanta.

lunes, 28 de abril de 2008

martes, 22 de abril de 2008

Es mi codicia cumpleñera

Es una lista de regalos posibles (*)(**):





Botas nuevas. Para renovarme yo.

Un abrigo que me quede lindo. Y que de paso me abrigue.

Cualquier cosa que me quede linda.

Un viaje en avión.

Un viaje en barco.

Un viaje.

Una remerita de manga larga.

Una casa.

Teñirme el pelo y cortarme el pelo. Me lo autoregalo.

Maquillajes.

Medias largas bellas. De mujer bella.

Fotos para mostrar.

Soquetes. Sin agujeros.

Una billetera (mentira)

Ropa interior de sólo un color.

Un toco de libros. De ficción. O no.

Plantas. De interior.

Un marmolado. De maru.

Cho.co.la.tes.

Una pi.ca.da.

Un pilón. De películas pirateadas.

Dvds. De brasileros cantando. De gente cantando.

Un micrófono para jugar.

Una cámarita digital para jugar, también.

Cualquier cosa para jugar, me parece.

Un autito. Una camioneta.

Una bicicleta. O aprender a andar.

(Edito. Agrego)
Perfumes!!!!!
Botas de lluvia
Pilotito de lluvia con olor a pintorcito de jardín de infantes.
Marcadores
Muñequitos
Videitos
Cositas





Quiero eso que no se me ocurrió.











* : Este listado no incluye aquellas faltas tales como Paciencia, Delicadeza, Humildad, etc. Aquí abajo sólo se trata de asuntos MATERIALES.

**: Este listado se trata de saber lo que quiero, claro. De saber algunas de las cosas que quiero. Después, que una cosa lleve a la otra. Después, lo que quiero en realidad es eso que pasa en el cumpleaños. Que un mismo día llame toda la gente que te quiere. O una misma semana, para los que se acuerdan por ahí. O algo. Que lo de las velitas es para que muchos que te quieren te den un beso casi al mismo tiempo. Y es tan grosa la energía que circula, sin darme cuenta, que ya empezó. Ya está en el aire mío. Está, está, estamos en el aire?! tutututttururu, tutututututú....


lunes, 21 de abril de 2008

Un poco de cultura

Pekale: Paquetito. Dícese de la comidita que se lleva a casa, después de darse gran panzada en lo de madre o abuela - u otro- que se ha zarpado cocinando. Por lo general es el anfitrión aquel que ofrece con gran insistencia al invitado una porción de los restos; pero llegado el caso de olvido u omisión, el convidado debe recordar que el pekale es un derecho que nadie puede quitarle, por lo que puede -tiene casi la obligación- exigir sin más su porción correspondiente. Ofrecerlo es un deber. Y de quien no quiera aceptar, habrá que desconfiar sin titubeos. Porque el pekale es mucho más que esos pedazos de matambre relleno de arroz y cebolla frita, que unas cucharadas de sopa con kneidalaj: es una voz clara y profunda que desde adentro del taper dice "Porque te quiero, porque lo merecés: te dejo probar una vez más". Ni más ni menos, una segunda oportunidad.

viernes, 18 de abril de 2008

Dos cosas que parecen mentira

1. Un humo aplastado se instaló cómodo en cada rincon de la capital.

2. Casi sin querer respondí a la pregunta "Sos feliz, Malena?"

3. Mi gato sabe pedir upa.

miércoles, 16 de abril de 2008

lunes, 14 de abril de 2008

Cantando bajo la duda

No sé por qué razón es que los que participamos de la muestra de canto, participamos de la muestra de canto.

En mi caso, al menos, sospecho que tiene que ver con:

  • Escuchar a los míos -¡míos y sólo míos!- gritando con la fuerza que sólo dan la amistad, la maternidad, la padrastreidad, la hermandad y la noviedad, un "eeeeeeeeeeeeeeeeeeeehhhhhhhhhhh" cada vez que me subo y me bajo del escenario, que tuve la mejor hinchada.
  • Enterarme de que mi mamá le diga "Sos una infeliz" a una mujer que se puso a hablar por teléfono mientras yo cantaba, y de que Sergio haya samarreado a la misma señora en la puerta del lugar para hacerla callar.
  • Poner cara de cantante.
  • Que hayamos brindado en casa como si hubiera ganado un Premio de la Academia.
  • Hacerme la Björk cantando I get a kick out of you.
  • Hacerme la folk cantando La pomeña.
  • Gastar $26.50 en unas medias Fantasía.
  • Decir "prueba de sonido" con naturalidad.
  • Ponerme un anillo estratégicamente en la mano con la que voy a agarrar el micrófono.
  • Creerme super valiente.
  • Creerme super.
  • Comer diez caramelos de miel en una hora por "deber".
  • Ganar en tiempo récord una batalla contra una gripe psicológica.
  • A ver si esta vez no se me nota cuando tiemblo.
  • A ver si puede darme placer eso que supuestamente hago por placer.

Claro que esto es sólo una leve sospecha...

viernes, 11 de abril de 2008

Mi mamá

- Hola, Ma.. me llamaste, qué pasó?
- No, nada, que estaba pensando. Viste que del programa de Andy se fueron dos productoras?
- ¿Qué?
- De "Perros de la calle", viste? Y ya no es lo mismo...
- Ah, sí, sí...
- Por qué no vas a dejarles tu curriculum, no? ¡Estaría bueno!
- JAJA. Ay, mamá.... bueno, después hablamos, que estoy en el celular.
- Bueno, cuchi, dale, pero pensalo...
- Dale.

miércoles, 9 de abril de 2008

Quiero matar a Sigmund Freud

Es realmente indignante cada vez que mi garganta decide histeriquear conmigo, haciéndose la enferma de esa manera tan sonza. Como si yo no supiera que en realidad... pff. Es que me toma por idiota. Se enrojece, se atora, actúa de lastimosa. Qué casualidad ¿no? ¿Justo en la semana en que por alguna razón que desconozco me atrevo a subirme a un escenario para que sea ella la protagonista? Qué golpe más bajo. Qué actitud más vil. Hoy me compré un tarro de miel. Ya va a ver.

viernes, 4 de abril de 2008

Sálvese quien pueda

Yo sabía que me iba a tocar actuar con ella. Desde que nos habían ordenado por grupos según la cámara, esta tarada ya gritaba de un lado para el otro sin parar y pude temer lo peor. Le contaba a una cómo había hecho para escaparse de un ensayo para poder audicionar, que estaba contenta con su nuevo corte de pelo, que se lo había teñido más rubio que nunca.
Pensé en que me había comprado por primera vez en mi vida un corrector de ojeras, y que al menos por eso valía la pena la audición. Durante mi adolescencia se lo robaba a mi mamá, y ahora -yo, que no iba a gastar plata en esas cosas- por fin tenía el propio.

Apenas nos asignaron juntas la insoportable empezó a desesperarse. "No te voy a dejar tranquila, vamos a pasar letra hasta que nos toque", me aclaró, y más tarde me di cuenta de que era sincera. "Qué bueno que te la sabés, porque tenía re miedo de que me tocara alguien que no y qué horrorr!", me susurraba alto. Si hay algo que me molesta es el susurro alto. Encima, me aconsejaba qué podía hacer con mi personaje ¡y hasta me ofreció maquillarme un moretón en la cara para parecer golpeada! ¡POR DIOS!


A todo esto, caía de maduro cómo iba a seguir el asunto: ella iba a gritarme sus líneas durante toda la escena, la iba a hacer rapidísimo, iba a modificarse cero con lo que yo hiciera, iba a interrumpirme, esas cosas. Y así fue, pero peor. Porque después de que pronuncié mi nombre a cámara como una tarada, empezó la tragedia. Esta tal Noelia era una saico killer. Se paraba, giraba, hacía espamento, ponía cara de robot y casi me estampa la silla en mi cabeza. Y como los otros cientos de actores que se escuchaban detrás, gritaba a niveles desubicados, supongo con la esperanza desesperada de llamar la atención. Claro, docemil personas? 12.000... demasiados. La competencia era feroz, no lo había tenido en cuenta. Y eso que el martes en el Carrera de mente (es "el" y no "la", descubrimos) nuestro equipo se llamaba LAS CAMPEONAS.


Sin embargo, esta vez me sentía como cuando jugas al diez mil y todavía no te sacaste los 750 para entrar a jugar. Una mezcla entre impotencia y resignación que sólo podía curarse con un helado de Volta de dulce de leche granizado y banana split. Y un par de frases alentadoras para mi eguito que, pobrecito, esta vez se había dado un par de golpes contra sí mismo -¿contra qué otra cosa podría haber sido?-, él, que la semana pasada no paraba de crecer.


A la noche pensé en todo lo que podría haber hecho en vez de lo que hice (el helado se salvó). Esos "hubieras o hubieses" que realmente odio por ser casi innecesarios pero que aún así los invito a mi cabeza sin querer queriendo. O queriendo queriendo, porque son esas veces en las que prefiero trágicamente pensar en lo peor de mí y que, a pesar de la inconveniencia, elijo paradójicamente hacer de mis elecciones un bollito de papel que cae fuera del tacho.


Ahora, lo que todavía no pude decidir es si todo esto me reconforta o me deprime hasta el hartazgo. Que es el principio de algo no me caben dudas, pero vaya uno a saber de qué ¿no?

martes, 1 de abril de 2008

 
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